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Cuando tenías 12 años...
Puedes ver un resumen aquí.
Aunque ya había salido en televisión de forma fugaz en el 94, se conoce la del 96 como la primera vez que La Veneno aparece en pantalla y cuenta su historia mientras se prostituye. Después habla de cómo su madre no la acepta.
Fue en Esta noche cruzamos el Mississippi de Pepe Navarro.
La historia engancha tanto que se reencuentran en plató. Incluso estando allí, su madre sigue refiriéndose a Cristina en masculino.
Juan Mesa, legionario que coincidió con dos personas trans (una de ellas La Veneno) en Esta noche cruzamos el Mississippi, nada más ser presentado en plató soltó:
Podemos ver que ellas, por desgracia, incluso estaban acostumbradas a ese rechazo tan mordaz y evidente. Ser trans no es contagioso, la transfobia sí.
Clara fue el personaje lésbico de Al salir de clase. Se enamoró de Míriam pero acabó acosándola hasta el punto de provocar un fuego por un ataque de celos. Caen en el estereotipo de lesbiana retorcida.
El público reaccionó mal, insultaban por la calle a la actriz y asociaciones de padres se quejaron de esa trama.
Así que se olvidó de las chicas y comenzó a tener novios. De repente aclaró su orientación sexual y dijo que solo le gustaban los chicos.
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Ver másPersonas como Manolito Pozi y Carmen de Mairena se hicieron frecuentes en programas del late night.
Trans y travestis son presentados al público como elementos de un circo, para que el público tenga un primer acercamiento a figuras que hasta entonces no conoce y para que, básicamente, se ría de ellos.
Personas de carne y hueso, a menudo con historias difíciles, son presentadas como mofa para el pitorreo de todos.
Con 15 años...
El programa de parejas Lo que necesitas es amor tardó 6 temporadas en llevar una pareja homosexual a plató. Cuando uno de sus invitados explicó que su pareja era un hombre que se llamaba Miguel mientras se mordía el labio claramente nervioso, el plató se quedó en un duro silencio y la cámara nos dejó ver las caras de extrañeza del público.
Se ve que eso no lo concebían como amor aunque ya lo indicaba el nombre del programa.
Cambio de siglo: hasta entonces no había habido besos homosexuales en series de ficción de TV.
Se venía de una dictadura y transición durante las que se criminalizaba a las personas LGTBIQ+. Aunque leyes y medios cambiaran, la LGTBIQfobia seguía presente en el pueblo y había mucha ignorancia sobre el tema.
El primer beso gay de una serie española fue en Al salir de clase entre Santi y Rubén (Alejo Sauras y Bernabé Fernández).
Interpretar este papel casi le cuesta una paliza al actor Alejo Sauras. El 20 de noviembre estaba en un bar y le esperaban unas 20 o 25 personas fuera para pegarle.
Acaba la serie Manos a la obra (Manolo y Benito). En un capítulo van a la peluquería donde Manolo es atendido por un peluquero gay (lo notamos en su evidente pluma), con quien el albañil trata de mantener la máxima distancia posible.
“Relájate y disfruta”, le dice el peluquero, dando a entender que los gais se interesan en todos los hombres, y a quien Manolo intenta persuadir antes de salir del local casi huyendo.
Estas escenas cómicas con burlas de miembros del colectivo LGBTI+ eran bastante frecuentes. Estaban llenas de tópicos infundados, además de mostrar como comedia ese rechazo sistemático.
Sorprendió a muchos ver en los kioskos una figura desconocida siendo portada de la revista Zero portando un alzacuellos. Y más sorprendió el titular que lo acompañaba:
José Mantero fue el primer miembro del clero español en hablar públicamente de su homosexualidad. Criticó la doble moral de la iglesia católica y dijo que “Los gais no somos máquinas defectuosas”.
Pero días después la respuesta del Obispado de la Diócesis de Huelva fue contundente: le dejaron sin su parroquia, es decir, sin empleo ni sueldo.
Más allá de los referentes negativos que se citan en esta web, que contribuyen a perpetuar estereotipos nocivos basados en tópicos, es importante destacar la gran carencia de referentes en los medios durante nuestra adolescencia, una etapa crucial en nuestro desarrollo como adultos.
Esta falta de representación LGTBIQ+ nos relega a un segundo plano, generando en nosotros una sensación de exclusión y limitando nuestra formación. Lo que nos hace sentir que no encajamos, que estamos siempre fuera del foco, fuera de escena.